Debiendo estar allí, estamos aquí

El porqué estamos en Comilla, si deberíamos estar en Chittangong:

Estando en la recepción del hotel esperando un rato hasta la hora del matada-autobus(16horas) hacia Chittangong, se nos ocurrió que querriamos disfrutar del viaje lo máximo posible y para eso encargamos en el mejor restaurante de la zona un arroz tres delicias para llevar, y unos chapatis; una botella de agua, kit-kats y algunas galletas completaron el macuto del viaje. Fuimos a la estación, y nos montamos en el autobus HANIF que le faltaba una ventana.

Y empezó oficialmente el "viaje D", que cambiaría nuestro forma de ver la vida. Creo que sólo hay una explicación para explicar lo vivido y nuestra relación con los autobuses en la zona de la bahía de Bengala:

- Al conductor del autobus le engañó su mujer con una cabra vizca, que les tocó en una tombola.
- De pequeño le robaban todos los chapatis en el descanso del colegio, y le insultaban diciendo que era hindú
- Había invertido todo su dinero en un ricksaw, y se le quemó por accidente cuando una colilla se le cayó al la silla.
- Su madre le dijo un día antes de hacerse conductor de autobus que en verdad nunca quisieron tenerle, que fué un accidente.
- Su hermana se lió con un ateo que conoció en un bar estando de viaje de estudios, y se casaron por todo lo alto en Las Vegas.

Pues éste conductor fué el que nos mal llevó durante 12 horas por las carreteras más tranquilas de Bangladesh,conviertiendolas en la posible última curva, el último adelantamiento y el último frenazo. No tenía consideración por su vida(debido a todo lo que le había pasado anteriormente, yo tampoco la tendría), o sea que poco le importaban la de los demás. Cuando yo como conductor pienso que adelantar a más de un coche en un lugar que veo bien lo que pasa, no hay cambios de rasante, las condiciones de visibilidad me lo permiten y las reglas de conducción lo autorizan, está mal...en ese momento el conductor cree que un autobús abollado de más de 40 años, con 4 marchas, que no corre decentemente más de 100 km/h, que no tiene fuerza para subir una cuesta cree que puede pasar de una misma maniobra y sin ver lo  que viene por delante, 2 autobuses y un camión. En ese preciso momento en el que la cabeza te pide entrar al carril de la izquierda(recordamos a los que no están centrados que aqui se conduce por el otro lado), el cabrón del autobusero decide exprimir su cuarta marcha y lanzarse entre bocinazos y cruces de largas contra el camión que viene delante. Aqui quedan tres opciones:

1) El autobusero confía en Alá, y en la obsoleta mecanica de su autobús. En un último suspiro y sin que el camión al que estes pasando vaya a reducir la marcha, consigue entrar rozando retrovisor con retrovisor a su carril.
2) El vehivulo que viene de frente es objetivamente hablando, más pequeño. Por lo tanto el tamaño de sus pelotas también. No puede ni quiere competir contra los bocinazos ni contra las luces del autobus, y decide tirarse al arcén del camino.
3) Esta tercera no la hemos probado, y es la razón por la que no estamos en Chittangong, La última opción es un choque frontal entre un camión lleno de ladrillos y un autobus llenó de Bangladeshis(y dos turistas), que haría que no pudiesemos escribir estas lineas.

Por lo que, como habeis podido adivinar, en el transcurso de las 12 horas de viaje y rondando las 3 de la mañana, nuestros nervios y sentido común nos pidieron apearnos del autobús de la muerte, tras cerca de 100 adelantamientos como los de la opción numero 1) y unos 25 de la opción 2).
Nunca en mi vida he pasado tanto miedo en un vehiculo, y eso que el episodio con "Carlos jezú de raticulín" fue duro. Nos bajamos en un hostal a pie de carretera, que en España se llamaría sin dudadrlo ni un segundo "Manoly's" o "Mimos", por lo accesible de los camioneros y las luces de neón. Pagamos religiosamente 20 euros(lo más caro con muuuuucha diferencia en Bangladesh), nos pegamos una ducha fría para olvidar los nervios y nos amamos como si hubiese sido el último (o primer) dia en la tierra.

A raíz de esto, hemos apostado por el obsoleto y atestado sistema ferroviario Bangladeshi, para poder contaros con signos y caras de horro lo vivido. Estamos por lo tanto en un pueblo llamado Comilla, rodeados de 120 bangladeshis que nos miran igual igual que yo miraría una persona de color verde que apareciese por la estación de Atxuri.

os seguiremos contando desde Chittangong, cuando lleguemos.

Hoy más que nunca les mandamos un abrazote de los grandes a toda la gente que nos quiere y que queremos. Ha sido una noche muy dura, la verdad es que nos bajamos de ese autobús en estado de shock y yo por mi parte, tengo dudas de que vuelva a pisar un autobús hasta dentro de mucho tiempo. Hemos vuelto a nacer. En esas largas horas de agonía nos dió por pensar mucho en la gente que nos lee, en la gente que nos espera a la vuelta en casa, en nuestra familia, en ttakun...
Días como ayer no se olvidan facilmente así que intentaremos ponerle un parche para que por lo menos, podamos disfrutar los días que nos quedan por aquí.